LA LEYENDA DE LA ANTIGUA CIUDAD DE JAUJA

Antiguamente se decía que la ciudad de Jauja, aquella que fue fundada por los españoles en 1534 y que estuvo a punto de ser la capital del virreinato peruano, era cuna de gente muy envidiosa y perversa que ofendía a su creador de infinitas formas. Oyendo Dios estos malos comentarios que llegaban hasta el cielo decidió el mismo ir a comprobar estos rumores, bajando a la ciudad en forma de un viejo pordiosero lleno de granos, con ropa sucia y rotosa, esperando que alguien se apiadara de él y le ofreciera algo que comer.
Cuando Dios llego a la ciudad vestido de mendigo se puso a tocar de puerta en puerta un alma caritativa que lo ayudara a saciar su hambre y le diera un lugar donde pasar la noche hasta el día siguiente; pero la gente que vivía en esa ciudad tenía el corazón de piedra así que Dios no encontraba nada que comer, ni donde pasar la noche para descansar sus trajinados pies.
Entristecido toco la puerta de una humilde casa en el que le abrió una piadosa mujer llamada María, ella lo invito a pasar a su casa, le dio de comer lo poco que tenía que ofrecerle y un pequeño lugar en su casa donde poder pasar la noche. Dios le agradeció a la buena mujer y le dijo que saliera de su casa en ese momento y que se fuera a caminar por el cerro más alto de la ciudad durante toda la noche, sin voltear la mirada atrás ni por un solo instante porque sino algo muy malo podría ocurrirle.
Ella siguió el consejo del viejo pordiosero, salió de su casa y se fue a caminar muy lejos de allí, cuando terminaba de bajar el cerro no pudo refrenar su curiosidad de observar hacia el lugar de donde venían los gritos espantosos de todos los habitantes de la ciudad, se volteo para mirar y termino convirtiéndose en piedra con su hijito en brazos. La ciudad pecadora de Jauja termino inundada por el castigo de Dios, con una tinya (tambor) de oro que hizo caer del cielo en medio de la plaza de la ciudad y que fue pateada por un gallo viejo de donde comenzó a salir a borbotones y en cantidades industriales toda el agua de la Laguna de Paca; sumergiendo a toda la ciudad en las profundidades del lago encantado.
El haber presenciado el hundimiento de la ciudad fue lo que convirtió a la mujer en piedra junto con su hijito. Se dice que en la actualidad esta arcaica ciudad se encuentra en las honduras del lago, convertida en una ciudad de oro con miles de tesoros inimaginables dentro, pero que nadie hasta el día de hoy ha podido llegar donde él.


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